Para establecer alianzas y buenas relaciones con las comunidades lo ideal es partir de un entendimiento común. Profundizar en el conocimiento sobre la comunidad es esencial a fin de guiar los esfuerzos y establecer condiciones favorables que permitan desarrollar el proyecto. Dicho conocimiento de las comunidades se va construyendo, a través de la identificación de distintos grupos de interés o stakeholders y, sobre todo, entendiendo y validando sus posturas sobre asuntos importantes. El continuo compromiso y, de ser posible, un exhaustivo análisis social, ayudarán a obtener mucha más información sobre las oportunidades y capacidades de las comunidades que queremos apoyar.
¿Por qué es importante fortalecer las relaciones con las comunidades?
Por lo general, los proyectos suelen desarrollarse en comunidades que son muy diversas. Desde las condiciones sociales hasta la participación a nivel económico y político. La infraestructura, la falta de agua potable, la falta de empleos, la inseguridad alimentaria y la falta de acceso a servicios públicos son sólo algunos de los grandes desafíos que enfrentan las comunidades. Estos desafíos son pieza fundamental a la hora de profundizar en las necesidades de la comunidad. De hecho, el esfuerzo que se realice debe tener como finalidad establecer ciertos indicadores comunitarios y de desarrollo tales como bienestar social, educación, conciencia ambiental, infraestructura, entre otros.
La manera en que la comunidad percibe estas situaciones y cómo las vive debe combinarse con mecanismos adecuados para promover la participación y el involucramiento de los residentes. En última instancia, esta participación es la que debe guiar el proyecto y los programas de inversión social. Pero eso no siempre sucede.
Mantener y fortalecer nuestras relaciones con las comunidades nos permite:
Establecer y mantener una comunicación efectiva con los grupos de interés y otras comunidades locales.
Mantener una comunicación transparente, proactiva, coherente y un compromiso ético.
Apoyar financiaciones que sean apropiadas y estén comprometidas de manera real con las necesidades de la comunidad.
Participar en discusiones, foros, actividades y celebraciones comunitarias
Trabajar mano a mano con la comunidad y asegurar que se trabaje según sus necesidades y prioridades.
Comunicar los avances de los proyectos que se lleven a cabo
Las relaciones entre las comunidades y la empresa privada o entes gubernamentales
Las entidades privadas y gubernamentales tienen distintas formas de manejar sus relaciones con las comunidades y los proyectos que se llevan a cabo. Sin embargo, aquéllas entidades que establecen buenas relaciones con las comunidades, son capaces de mantener un ambiente de colaboración y de conciliar presiones sociales. No obstante, algunas entidades se niegan a ver el vínculo que existe entre la buena relación con la comunidad y el éxito de un proyecto comunitario. Por tal motivo, cuando esto sucede, muchas veces los proyectos no cumplen su cometido o no reciben el apoyo de las voces comunitarias.
Entonces, ¿Cuál es la clave para que una empresa pública o privada mantenga y desarrolle buenas relaciones con las comunidades?
Realmente, para cualquier entidad puede ser un desafío manejar las relaciones con la comunidad. ¿Por qué? Pueden haber varias razones:
No hay cultura de colaboración
Hay preferencia por trabajar en parcelas en vez de promover la acción colectiva
Se privilegian los intereses individuales de ciertos grupos de interés
Se parte de la noción de que “sabemos lo que la comunidad necesita”
Nos pensamos expertos y no consideramos necesario consultarle a la comunidad
¿Qué hacer para establecer excelentes relaciones?
Si las entidades conocieran todos los beneficios que se obtienen si se trabaja mano a mano con la comunidad, “otro gallo cantaría” como decimos en Puerto Rico. Si se partiera del trabajo colaborativo muchos tropiezos se evitarían. No hay una receta. Sin embargo, es importante que:
comprendan cómo las relaciones comunitarias, están estrechamente vinculadas a las actividades y proyectos que quieren llevar a cabo.
entiendan el ambiente y el contexto social en el que quieren llevar a cabo sus proyectos
minimicen o eviten los impactos, por ejemplo, ambientales que puedan ir en detrimento de la comunidad
consulten a comunidad siempre que sea necesario
estrechen los puentes de colaboración y comunicación con los integrantes de las comunidades.
La clave del éxito es comprometerse de lleno, aunque la relación se torne compleja o difícil. La metodología a usar es sencilla: comprometerse y escuchar. El desafío verdadero consiste en concretar acciones. Es fácil decir «construir relaciones y comprender contexto de la comunidad»; pero el problema real, muchas veces, es interno.
Y tiene que ver con, por ejemplo:
falta de voluntad
falta de compromiso
escasez de recursos adecuados
la falta de interés en comprender la situación y las necesidades de la comunidad, etc.
Cualidades y competencias que se requieren
Como siempre he dicho, “El trabajo comunitario se lleva a flor de piel. No hay forma de experimentarlo”. No hay que ser un experto en todo para trabajar desde, para, con y en comunidad. Sin embargo, no todos pueden hacerlo. El trabajo comunitario tiene que ver con valores personales, solidaridad, comunicación, compromiso. Sobre todo, pasión. Hay que saber escuchar, analizar diversas perspectivas (no inclinar la balanza para un solo lado) y validar. También hay que saber manejar relaciones y trabajar de manera colectiva. No anteponer los intereses personales o políticos.
Y tú, ¿Qué experiencia tienes con la comunidad? Déjame tu comentario.
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