Cuando hablamos de proyectos comunitarios nos referimos, en términos generales, a trabajar soluciones o alternativas a problemas de cualquier índole social con el fin de atender las necesidades colectivas. Pueden o no llevarse a cabo en un área geográfica delimitada. Los proyectos comunitarios posibilitan efectuar actividades que estén netamente orientadas a satisfacer las necesidades más apremiantes y urgentes de las comunidades. Hacer un proyecto comunitario conlleva algunas etapas. La participación de las comunidades afectadas es crucial ya que ellas, mejor que nadie, conocen la situación que se quiere abordar.
Etapas en la creación de un proyecto comunitario
El Modelo de Prevención Estratégica es uno de los modelos más utilizados para implementar proyectos comunitarios. La virtud de este modelo es que se puede implementar para trabajar cualquier problemática a nivel comunitario. De hecho, se puede utilizar para trabajar cualquier tipo de proyecto.
A continuación, te describo las etapas:
1. Diagnóstico: en esta etapa se ordena la información. Esto incluye los datos de la comunidad y auscultar las problemáticas existentes.
Prefiero llamar a esta etapa Estudio de Necesidades, Recursos y Fortalezas para:
alejarme del modelo médico patologizante
no mantener el enfoque solamente en las necesidades de las comunidades
enfatizar en que el proceso comunitario es cambiante y dinámico. No existen “recetas únicas” para trabajar con las problemáticas sociales.
En esta primera etapa, se puede hacer un FODA comunitario. También se pueden tomar en consideración los siguientes elementos básicos:
Aspecto social
Al implementar proyectos comunitarios es clave conocer la historia de la comunidad. Es importante saber cómo se formó la comunidad y en qué circunstancias. Además, hay que explorar:
el perfil de las familias,
las condiciones de las viviendas y la cantidad de personas en cada una de ellas,
los modos de esparcimiento y ocio,
los niveles de escolaridad,
el status socioeconómico,
los problemas sociales que existen y su magnitud (violencia, inseguridad, etc.), entre otros.
Infraestructura comunitaria
Es esencial determinar los servicios existentes en la comunidad, tales como:
agua potable,
electricidad,
teléfono,
internet,
condiciones de las carreteras y el alumbrado así como la calidad de dichos servicios.
Además, hay que conocer las facilidades con las que cuenta la comunidad. Por ejemplo: escuelas, parques, centros comunitarios, otras organizaciones que dan servicios. Del mismo modo, hay que evaluar los servicios que se deben mejorar y aquéllos que la comunidad entiende que hacen falta.
Aspecto económico
Con esto me refiero a:
la manera en cómo subsisten las personas que viven en la comunidad,
empleomanía,
la cantidad de personas que están desempleadas.
las fuentes de trabajo, entre otros.
Otras consideraciones
Aspecto institucional
Es necesario que sepamos cuáles son las instituciones públicas y privadas que dan servicios en la comunidad. Tenemos que explorar las necesidades que atienden, la población en la que están enfocadas, etc. Del mismo modo, verificar cuáles son las organizaciones sociales de base existentes como, por ejemplo:
partidos políticos,
asociaciones civiles,
cooperativas, entre otras.
Identificación de las problemáticas
Cuando se trata de problemáticas sociales, es clave poder plantearlas de manera concreta. Por ejemplo, las causas que las generan, cómo se producen y se re-producen, a quiénes afectan, cuáles son las implicaciones, etc. De esta manera, al implementar proyectos comunitarios se puede hacer un acercamiento lo más cercano a la «realidad» posible.
2. Capacitación o “capacity building”: En esta etapa, se capacita a todas las personas involucradas en el proyecto.
Me refiero no solo al equipo de trabajo y stakeholders sino también a las personas que reciben los servicios. La información es poder así que debemos hacerla accesible. En este sentido, es importante utilizar un lenguaje sencillo y fuentes fidedignas.
3. Planificación: en esta etapa se puede hacer un plan de acción que incluya los procedimientos y estrategias que se utilizarán para:
promover la participación comunitaria, incluyendo los stakeholders y los jóvenes,
reforzar el sentido de pertinencia,
sustentar el proyecto,
promover alianzas y colaboraciones, entre otros.
Asimismo, las prioridades y los objetivos que se quieren alcanzar deben estar claros. Esto nos va a ayudar a:
determinar cuáles son las actividades necesarias,
aprovechar de forma adecuada los recursos que se tienen disponibles, tanto físicos y humanos como económicos,
distribuir de manera eficiente las tareas y responsabilidades,
manejar todas las expectativas.
Para hacer un proyecto comunitario, en esta segunda etapa, hay que tomar en cuenta:
Los objetivos: Idealmente, redactados en formato SMART. O sea,
S (specific) – específico
M (mensurable) – medible
A (achievable) – alcanzable
R (relevant) – relevante, realista, realizable
T (timely) – temporal, con un tiempo definido
Los objetivos pueden establecerse por fases. Es muy importante que se identifiquen las tareas de manera detallada y las personas responsables de llevarlas a cabo.
Al hacer proyectos comunitarios, también se debe considerar:
Cronograma: es fundamental llevar control de las actividades que se llevarán a cabo. Por ejemplo, fechas de inicio y de culminación que permitan evaluar el desarrollo del proyecto comunitario. Se puede monitorear el avance, las situaciones complejas que se presenten, los posibles retrasos, retos, etc. La ventaja mayor de contar con un cronograma es que permite realizar las correcciones necesarias. Esto en caso de que el proyecto comunitario se retrase o haya imprevistos.
Presupuesto: es importante que haya una estimación de gastos y posibles ingresos.
Recursos materiales: también es importante conocer cuáles serán los recursos materiales a utilizar y las cantidades estimadas.
Recursos humanos: otro aspecto fundamental son las personas que implementarán el proyecto. Puede ser personal voluntario como personal asalariado o de consultoría.
4. Ejecución o implementación: en esta etapa se llevan a cabo todas las actividades y tareas.
Un plan de acción sencillo es una buena herramienta. Sin embargo, se puede hacer una planificación estratégica que sea más abarcadora y compleja.
5. Evaluación: aunque, regularmente se hace al final, la evaluación debe hacerse durante todo el proceso. O sea, mientras el proyecto esté en pleno desarrollo y una vez haya culminado.
La evaluación debe responder a las inquietudes e intereses de todas las personas que forman parte del proyecto. Puede ser la comunidad y el equipo de trabajo y también las personas que se ven impactadas indirectamente. La evaluación tiene la finalidad de conocer lo que funciona y lo que no da resultado. Además, ayuda a encontrar oportunidades para mejorar.
Para concluir,
Hacer proyectos comunitarios no es una tarea sencilla. Tampoco es exclusiva.
En mi caso, he tenido la oportunidad de implementar el Modelo de Prevención Estratégica en varias instancias. Puedo dar fe de que funciona y da resultados. No obstante, toda persona con interés genuino de apoyar y beneficiar a las comunidades puede hacer proyectos comunitarios. Por ejemplo, los líderes comunitarios pueden promover diversos proyectos que sean de interés colectivo. Inclusive, la universidad también puede promover este tipo de proyectos entre su estudiantado. Lo importante es que sean acciones responsables y concertadas con la comunidad.